viernes, 21 de febrero de 2014

¿Qué pasaría si...?

El viejo señor Fernando  se levantó de su cama con pereza, a los pocos segundos de desperezarse, se dio cuenta de que su despertador no había sonado, dirigió su mirada sobre el despertador. Pronto se dio cuenta de que su reloj no tenía manillas. Tomó entre sus mano el reloj y empezó a analizarlo, no sacó nada en claro. Salió de la cama y se dirigió al baño. Al mirarse en el espejo se quedó atónito, en el espejo se reflejaba un joven muchacho atónito que lo observaba con la boca entreabierta. El señor Fernando gesticulaba, el muchacho del espejo lo imitaba. Pronto se dio cuenta de que ése muchacho era él. El señor Fernando volvió a tener veinte años. Se vistió y se fue al trabajo. Al llegar a la puerta de la oficina, como siempre saludó a sus compañeros, pero ellos no parecían sorprenderse por su aspecto. Al llegar a su despacho, los montones de informes y folios que dejó la noche anterior ya no estaban. Katherine, la secretaria de su jefe, de la cual él estaba enamorado desde hace ya mucho tiempo, le ofreció tomar un café La mujer de su vida ofreciendo le un café! Ambos salieron del trabajo tomados de la mano. A medida que iban por las calles, los relojes de las plazas, Iglesias y metros estaban sin manillas. Fernando prefirió no tomarlo muy en cuenta. Iba a pasar el día entero con Katherine. Por la noche, le confesó su amor y ella le correspondió, no existía nada mejor en ése momento... Éso sí que era felicidad.