viernes, 24 de enero de 2014

Mi historia.

Hace cosa de 10 años, decidí hacer un viaje. No tenía pensado ningún lugar en especial, sólo quería desaparecer del mapa por una temporada. Desconectar del estrés de la cuidad, la bulla de la gente, los pitidos de los coches, en realidad, quería huir de la cuidad, perderme en una casita de un bosque, encontrarme a mí misma.

Esa misma  tarde, en mi casa, navegando por internet. Ojeaba con aburrimiento  algunos destinos, unos más exóticos que otros, más o menos abarrotados,  pero ninguno me convencía del todo. Lo que yo buscaba no estaba en ninguna web de viajes,  en ninguna revista de buzón… En realidad, no sabía dónde buscar y qué buscar.

Mientras estaba navegando por la red tranquilamente, una sensación de ser vigilada se apoderó de mí. Miré hacia atrás, nada; hacia los lados, tampoco. Así que volví a mi tarea. Aun seguí con la misma sensación, sentía el peso de una mirada sobre mí, era raro. Me levanté a por un vaso de agua en la cocina y cuando volví, una chica bajita, delgada, de pelo largo rosa acompañado de un lazo en el lado izquierdo de la cabeza, un vestido negro un poco gothic, los ojos rojos y una sonrisa cual gatito estaba sentada en mi silla delante de mi ordenador. Su cara era pequeña y ovalada y nariz también. No dejaba de mirarme con curiosidad, como si la intrusa fuera yo.

1 comentario:

  1. La idea es buena. Pule la redacción , sobran enumeraciones, algunas son repetitivas, no aportan nada y cargan el texto.

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